Rincón Poético
A Él
No existe lazo ya; todo está roto;
plúgole al cielo así: ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto;
mi alma reposa al fin: nada desea.
Te amé, no te amo ya. Piénsalo al menos.
¡Nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido; el corazón respire.
Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano. . .
más nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.
De graves faltas vengador terrible,
dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que irresistible
postró ante tí mis fuerzas vencedoras.
¡Quísolo Dios y fué: gloria a Su nombre!
Todo se terminó: recobro aliento.
¡Ángel de las venganzas! Ya eres hombre. . .
Ni amor ni miedo al contemplarte siento.
Cayó tu cetro, se embotó tu espada. . .
Mas, ¡ay! ¡cuán triste libertad respiro!
Hice un mundo de tí, que hoy se anonada,
y en honda y vasta soledad me miro.
¡Vive dichoso tú! Si algún día
Ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aún tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.
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